¡Hola! ¿Que tal? ¿Cómo va todo? Yo la verdad es que como una moto...No tengo tiempo para nada... Y tiempo que hace que no cojo un libro por placer ni digamos... Imperdonable, lo sé, pero " Tempus finitys est " y como no hay para todo...
He estado intentando sacarme el B2...Aún no me han dado la nota, pero yo creo que no he pasado :( ... así que tendré que volver de nuevo sobre mis pasos...
En fin...hoy, en un curso que estoy haciendo, he descubierto al abrir el google drive varios escritos de hace tiempo y he dicho...¿porqué no? ¡Vamos a rescatarlos! Aprovechando que pronto se acerca Halloween, de momento, os dejo con esta...
QUEMA DE BRUJAS
¡ Camina !
Esa terrible voz vuelve a clavarse en mis oídos. Áspera, ronca, imperativa. ¡ Camina !
A empujones me llevan hasta la hoguera que pondrá fin a mis días. Sola. Abandonada a mi suerte y destino. Mis pies descalzos besan las piedras del suelo. No sé porqué se empeñan en llevarme con los ojos vendados, el reguero de sangre que derraman marcaran el camino. No sé porqué estoy aquí, cargada de cadenas que dificultan mis movimientos. Ni siquiera puedo recordar quien soy. ¿Una bruja? Así me llaman ellos.
El simple soplo del viento mancha de dolor mi cuerpo al rozarse contra mi piel desnuda. ¡Camina! Noto la desesperación en su voz ante mis torpes y cansados pasos. Las lágrimas que mis ojos derraman empapan la venda que cubre mi ceguera. Las cadenas que sobre mí se ciernen convierten cada movimiento en una nueva tortura.
Se acorta la distancia entre sus gritos y mi persona. Voces ansiosas esperan el fuego, piden mi sangre, exigen mi muerte. Condenada por pecados que ni siquiera cometí, pronto habré sido reducida a cenizas.
Me atan al mástil de la plaza mayor, dónde cuentan que ya fueron muchas quemadas. Nunca asistí a aquellos demenciales espectáculos, y ahora me toca ser la protagonista de uno de ellos. Las nuevas cuerdas que cubren mis ataduras me cortan la piel, me aprietan las muñecas, alientan el miedo, avivan las voces. Cae la venda de mis ojos e incluso la tenue luz del anochecer hiere mis pupilas recién extraídas de la oscuridad más profunda. Entre sombras, apenas si puedo distinguir a aquellos que entre susurros, rumores, silbidos y gritos esperan el espectáculo prometido. Pan y circo para el pueblo. Para mí no son más que borrosas siluetas que osan culparme de todos sus males.
¡ Bruja !
¡ Arderás en el infierno !
- ¡ Bruja ! ¡ Bruja ! ¡ Bruja ! - Es la palabra que más repiten, como si esperasen que, de un momento a otro, me librara de mi cautiverio y saliera volando sobre sus cabezas. ¡ Bruja ! Como si por repetirlo constantemente fuera a convertirme en una. ¡ _Bruja_ ! Como si decirlo en voz alta diera la razón a sus pensamientos. ¡ Bruja ! Como si tratasen de justificar mi fin. ¡ Hay que matar_ a la bruja !
Me encuentro desorientada, no son más que sombras chillonas, hologramas que van tomando forma conforme voy recuperando conciencia. Te busco entre el gentío. No estás. No has venido.
" No puedo rendirme ", pienso cuando ya me he rendido. Atada. Débil. Indefensa. Abandonada. Ni siquiera voy a luchar. Ya no tengo motivos. Ya no me quedan sueños. Me abandonaron las fuerzas a mitad del camino.
- ¡ Atrás !
De nuevo aquella voz. Dispersa la multitud que intenta alcanzarme con puños y dientes, a aquellos que me lanzan piedras, palos y fruta podrida.
- ¡ Atrás !
Obedecen la orden, y aquel que hablara da vida al fuego que prende sobre los rastrojos y hojas secas que forman el círculo que me rodea. Se expande lentamente, abrasándome bajo mis rajadas ropas con su calor intermitente. Cientos de lenguas de fuego se acercan a mis pies y ascienden por mi cuerpo calcinándome en silencio. Quiero gritar y no puedo. Mis cuerdas vocales están muertas. Ardo. Me quemo por fuera y por dentro. A través de la cortina de humo que nos separa los oigo acusarme de nuevo. El olor de mi carne quemada se extiende a través de la plaza. Bajo sus voces desaparezco, y en mi caída te sigo buscando.
Caigo. Me rindo del todo. Me dejo llevar por el mar rojo a donde sea que quiera llevarme. Y, sin embargo, antes de caer del todo, antes de ser tocada con la guadaña de la dama oscura, distingo tus ojos entre la multitud ya dispersa. Tu mirada embriagada de dolor, sangre, alcohol y muerte es lo último que veo antes de perder la vista. Y, justo antes de morir, de allí de dónde nunca antes saló palabra alguna, me escucho decir débilmente: " Olvídalo "
Ahora que es noche cerrada, todo acaba donde empieza. La plaza está vacía. Ni siquiera fueron capaces de recoger tus cenizas. Yo...ni siquiera puedo separarme de ellas. Me pides que lo olvide. No puedo hacerlo. Es lo único que me queda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por Comentar!