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martes, 10 de junio de 2014

UN GATO CALLEJERO LLAMADO BOB - JAMES BOWEN


A TODOS SE NOS OFRECEN SEGUNDAS OPORTUNIDADES CADA DÍA DE NUESTRA VIDA. 

ESTÁN AHÍ PARA QUE LAS TOMEMOS, PERO, SIMPLEMENTE, NO LO HACEMOS.




Afortunadamente, no siempre es así. No siempre que una segunda oportunidad decide acercarse a nuestra vera nosotros la mandamos con viento fresco. Hay veces en las que, una de esas, puede cambiarnos la vida para siempre. Algunas veces, incluso, puede salvarnos de nosotros mismos. 

Ese, precisamente, es el caso de James Bowen, un músico callejero que, un buen día, se encuentra en el descansillo de su casa a un gato como él, también callejero. Al principio, se piensa si meterlo o no en su casa: 

" Además, lo último que necesitaba en ese momento era asumir la responsabilidad extra de un gato. Era un músico fracasado que intentaba recobrarse de su adicción a las drogas y que vivía precariamente en un piso tutelado. Ser responsable de mí mismo ya era lo bastante duro "

Sin embargo, a fuerza de encontrárselo en su escalera, tan solito y falto de cariño como él, decidió darle asilo hasta que encontrara a sus dueños. Sin embargo, como dicen, el roce hace el cariño, y el convivir varios días con este singular gato, hizo que James se lo cogiera. Al final, acabó poniéndole nombre y adoptándolo.

" Para entonces ya le había puesto nombre: Bob. La idea surgió mientras veía en DVD una de mis viejas series de televisión favoritas, Twin Peaks. En la serie aparecía un personaje llamado Bob, un espíritu maligno. De hecho era un esquizofrénico, una especie de Jekyll y Hide. Parte del tiempo era una persona normal, sana y, al momento siguiente, se volvía completamente loco y descontrolado. En cierto sentido, el gato se parecía un poco a él "

En "Un gato callejero llamado Bob", James nos cuenta como se conocieron, como se hicieron amigos y las peripecias que vivieron hasta que Bob acabó haciéndose famoso. Sin embargo, también nos contará parte de su vivencias antes de conocer a Bob para ponernos en precedentes y que podamos entenderlo un poco más. 

Muchas veces, pasamos por el lado de la gente y ni siquiera nos paramos a pensar en ellos. Ya ves, muchas veces vamos tan preocupados en nuestras propias miseras que las de los demás se encuentran muy lejos. Y muchos, en otras tantas ocasiones, simplemente alzan el hombro y observan a través de él, como si valieran más, sin pensar en cuáles habrán sido las circunstancias que han llevado a esa persona que ves frente a ti una fría noche a dormir entre cartones. No te lo planteas porque tampoco te importa, simplemente está ahí y...algo habrá hecho para llegar hasta ahí...o eso queremos creer no? Es mucho mejor que pensar que podríamos ser cualquiera de nosotros el que un mal día se viera en semejante circunstancia.

Sin embargo, no es este un libro que pretenda moralizar ni dar pena ni nada de eso. Es una historia real en la que se nos cuentan las cosas tal cual, como son, como han pasado. Con un lenguaje sencillo y un vocabulario de la calle. Algunas veces incluso, puede que todas, aunque mejor decir algunas y así no nos pillamos los dedos, los asteriscos sustituyen letras para evitar palabras mal sonantes, haciéndolo así un libro apto para todos los públicos. 

La relación que tienen James y Bob es de los más sorprendente, tierna y fascinante. A mí, personalmente, me ha encantado vivirla a través de sus palabras. Me ha sacado sonrisas y lágrimas, no literales, pero sí que me he emocionado en más de una ocasión viendo como Bob y James se desviven el uno por el otro, como este último lo considera su bebé. 

Y es que muchas veces leemos de gente que abandona a sus mascotas, cosa que jamás llegaré a entender, historias tristes que nos erizan la piel o nos hacen sacar los dientes, pero muy pocas hemos visto historias tan bonitas y optimistas, en las que sus protagonistas, esta vez sí, han sabido aprovechar la segunda oportunidad que la vida les brinda. 

¿Recomendarla? Si. Es una novela que yo sí que recomendaría. Se lee rápido. Te metes fácilmente en la historia. Te encariñas inevitablemente con Bob y, simplemente, ves de otro modo el mundo.








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